14/3/20

Histœrias diarias de cuarentena (3/40): Ni una gota


No bebe agua. Ni una gota. No la necesita. Ya le digo, es una bestia maravillosa. Perfecto para estos tiempos. Arrastra bastante peso. Y sin una gota de agua. No encontrará uno igual en toda la ciudad. Es muy dócil. Mire que mirada tan perdida tiene. Como un robot. Y hace todo lo que le pidan. Todo, sin excepción. Mire, mire: "Guillermo, salta."; "Guillermo, media vuelta"; "Guillermo, tres pasos al frente". ¿Lo ve? Dócil, amaestrado. Jamás le he escuchado protestar, de hecho, jamás le he escuchado decir ningún sonido. Quizá se le secó la garganta. Sí, es cierto que está bastante flaquito, pero puede arrastrar bastante peso, créame. Yo creo que por eso no consume agua, por lo flaco que está. Como que le ayuda a autorregularse, o algo así. Es una ventaja, créame. No sé realmente cómo lo hace, pero el caso es que eso, no necesita beber. Y eso, hoy en día, es fundamental. Yo creo que eso es lo que le hace tan dócil, la falta de agua. Lo malo es que sólo entiende órdenes básicas. Me dijeron que en tiempos fue ingeniero, pero ahora ya no parece capaz de hacer una simple suma. No sé, quizá se le secase el cerebro también. Quizá sea de ahí de donde saca todo el agua. ¿Se imagina? Como una especie de dromedario cuya joroba está en la cabeza. Eso es, es lo más parecido a un dromedario: carga mucho peso y no consume agua. Porque claro, hoy en día no necesitas a alguien que te haga cuentas, necesitas a alguien que mueva peso, mucho peso. Y necesitas además que no consuma más de lo que es capaz de cargar. Y, para eso, amigo mío, no va a encontrar usted nada mejor que este ejemplar en toda la ciudad. Mucha potencia, cero mantenimiento. Qué, ¿se lo lleva?


0 comentarios:

Publicar un comentario