1/5/20

Histœrias diarias de cuarentena (40/40): El elefante


(Sala enorme con un montón de estanterías. Las estanterías están llenas de frascos).


UNO: Hola, bienvenida. ¿Cómo fue tu viaje?

SARA: Hola. Bien, creo… ¿dónde estoy?

UNO: Bienvenida, estás en el Gran Almacén. Yo me llamo Uno, y seré tu ayudante aquí.

SARA: ¿El Gran Almacén? Oh, ya veo. Tenéis un montón de cosas guardadas aquí.

UNO: Así es. Pero no lo llames cosas, por favor. Dentro de cada frasco hay un alma.

SARA: ¿Un alma? ¿Pero de quién? ¿Qué tenéis ahí guardado?

UNO: Tranquila. Son sólo las almas de otros como tú, que también han acabado aquí después de morir.

SARA: Espera, ¿quieres decir que yo estoy muerta? Espera, algo recuerdo… estaba en un coche. Luego se puso todo negro. No dolió nada. Siempre pensé que morirse sería distinto.

UNO: Eso está bien. Ahora estás aquí. Aquí es donde guardamos las almas que esperan a ser reencarnadas y vivir otras vidas en otros cuerpos.

SARA: Es decir, que la muerte es como estar metida en un bote durante años.

UNO: Bueno, es más como estar dormida durante mucho tiempo. Por eso no te acuerdas de nada de tus anteriores vidas, porque pasas tanto tiempo durmiendo que al final la realidad termina pareciendo un sueño.

SARA: Yo no sé si quiero dormir tanto tiempo…

UNO: No te preocupes, Sara, puedes esperar el tiempo que sea necesario; yo me quedaré contigo hasta que estés lista. Mientras tanto, quizá quieras ver a alguien.

SARA: ¿A quién?

UNO: A quien tú quieras. Podemos abrir un frasco y sacar a alguien de su sueño durante un rato.

SARA: ¿A quien yo quiera? Entonces... ¿Puedo ver a mi abuelo?

UNO: Bueno… a tu abuelo precisamente lo reencarnaron la semana pasada. Está viviendo de nuevo, otra vida, en otro cuerpo... Pero muy feliz según he oído decir.

SARA: ¿Y qué es mi abuelo ahora?

UNO: Es un erizo. Mira, si quieres podemos verle (hace un cuadrado con los dedos índice y pulgar de ambas manos, a través del cual SARA mira). ¿Ves? Ahora está durmiendo.

SARA: Oh… ¡Hola abuelo erizo! ¿Puedo saludarle?

UNO: No, desde aquí no te puede oír… estamos muy lejos. Pero cada vez que quieras puedo mostrártelo.

SARA: Entiendo… Bueno… pues entonces… (empieza a examinar los frascos de la estantería, y acaba cogiendo uno). Entonces quiero ver a este elefante.

UNO: Sara, lamento de verdad informarte que eso que estás mirando no es un elefante, sino una tortuga.

SARA: Uno… me habías prometido que podría hablar con quien quisiera. No me estás ayudando mucho.

UNO: Tienes razón Sara. Disculpa. Ahora mismo la saco. (Abre el frasco, del que sale la TORTUGA).

SARA: Hola tortuga.

TORTUGA: Hola humana. ¿Por qué esa cara tan larga?

SARA: Bueno… no te ofendas… pero yo estaba esperando encontrarme con un elefante.

UNO: Sara, si te fijas, las tortugas y los elefantes tienen mucho en común. Lentos, robustos, viven muchos años, lo que les da sabiduría…

TORTUGA: Bueno, Uno, basta de intentar venderme como un elefante. No soy un elefante. Yo soy una tortuga.

UNO: Una tortuga excelente.

SARA: Oye, Tortuga… ¿cómo es lo de estar encerrada en un frasco?

TORTUGA: No es tan terrible como suena. Al estar dormida casi no me entero de nada. Y puedo soñar mucho. Aunque a veces me gustaría salir un poco a estirar las piernas…

SARA: ¿Cuánto llevas ahí metida?

TORTUGA: Creo que ya más de cincuenta años, estoy esperando a ver si hay una plaza libre de pez. Es lo que me gustaría ser en mi próxima vida.

SARA: Un pez… ¿Entonces puedo elegir en qué reencarnarme?

UNO: Sí, bueno, más o menos. Puedes pedir… pero es más fácil que te toque lo que tú quieres si eliges algo que no quiere todo el mundo. Si eliges lo de todos, te tocará esperar mucho… o quizá te asignen otra cosa.

SARA: Yo quería ser un elefante. Pero para eso antes quiero hablar con uno. Quiero que me cuente cómo es la vida de un elefante. Uno, consígueme un elefante, por favor.


1 comentarios:

  1. La reencarnación..., muy original, a mí me gustaría ser un ave, o quizás un león, o un delfín o...
    Un dialogo muy fluído, muy interesante, y no por el contenido, que lo es, sino por la forma. me ha gustado.
    un slaudo
    Jesús García

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