2/4/14

Conocí a una mujer que me desconocía


Las mañanas tampoco eran todas iguales antes de conocer a Coral. La primera vez que nos encontramos  fue, más casualidad que por azar, en el mismo lugar que la última vez que la vi. Por eso, y como excepción, no contaré el principio de esta historia, porque hacerlo sería simétricamente idéntico a revelar el final.

Si alguien quisiese resaltar el rasgo más llamativo de Coral, probablemente se centraría en el hecho de que ella siempre estaba de espaldas; en cualquier situación y ante cualquier persona. Debido a mi naturaleza puramente idealista, esta característica característica suya, que a muchos otros había amedrentado, no fue óbice para que yo acabase enamorándome de su pelo liso y dorado, de su espalda, de sus codos y de sus talones, e incluso del reflejo granate que se intuía en sus ojos verdes como la noche estrellada de Van Gogh.

Algunos lunes, y otros días impares de la semana, solíamos quedar y caminábamos abrazados por las copas de los pinos, y de los castaños de indias, y de los álamos, y de alguna que otra farola; sosteniendo interminables conversaciones sobre la naturaleza del silencio. De cuando en cuando, yo hacía una pausa y me animaba a caminar de espaldas, para que ella pudiese hacerlo de frente e iluminar así el futuro paisaje con el brillo celeste de sus ojos verdes.

Los martes prometíamos no casarnos con nadie, y nos embarcábamos en largas aventuras, andando en círculos por ciudades cuadriculadas; desde las callejuelas más floridas hasta el fondo de las sábanas.

Y sin embargo, de la forma más inocente algunas utopías terminan torciéndose y nosotros chocábamos en roces desabridos que no hacían el cariño. Se hacía evidente que éramos como el agua y el aceite. Ambos, por separado, quiero decir. Incapaces de mezclarnos con nosotros mismos. Y menos aún con otro, y menos aún con el otro.

Ella creía erróneamente que comprendía sin ninguna duda cómo yo pensaba que era ella, y su visión de mi supuesta visión de su persona le molestaba enormemente. Ese disgusto la llevaba ir desconociéndome poco a poco. Fuimos impropiamente ajenos, como enamorados diletantes. Cuando nos acercábamos, nuestras sombras se curvaban, alejándose magnéticamente, y al final terminábamos discutiendo durante horas sobre si sus ojos eran verdes como el magma o verdes como el cielo.

Coral se negó a ver mis fauces para hacer más fieras las suyas. Cambió mi nombre a fuerza de llamarme, y descubrimos que hay verdades que repetidas mil veces se convierten en mentira. En verano cayeron las hojas de los árboles, impidiéndonos caminar por ellos; vaciamos sus copas como dipsómanos sin nombre. Nos entrelazábamos y nos rasgábamos según la dirección del viento del nor-noroeste. Tanto me dio la espalda, que me dio de lado, y el rojizo de sus ojos verdes se fue transformando en gris humo, en gris ceniza, en gris cobardía, en gris ausencia.

Y entre toda esa vorágine oculocromática, nos encontramos una vez más en nuestro rincón favorito. Nos dimos un beso largo, fiero y apasionado, seguido de uno corto y expeditivo. Me alejé sonriendo y sin dejar de observarla. Entonces comenzaron las miradas; al principio intensas, luego más cortas y por último ocasionales. Tras un tiempo, ajeno al hecho de que ella aún seguía allí, me puse la chaqueta, y salí del lugar caminando de espaldas.


Imagen: Back to back, de John Wothington


Relato que surge como reto de parte de "El Club de las Malas Costumbres": escribir un texto surrealista con el título "Conocí a una mujer que me desconocía". 

9 comentarios:

  1. Es un texto muy atractivo porque te atrae hasta esa extraña relación, en la que puedes ver las idas y venidas del enamoramiento, lo bello de no conocerse y lo triste de ser un desconocido...Me ha gustado mucho Ehse, has jugado muy bien con el amor y sus sentimientos afines.

    Abrazos

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  2. Tenía muchas ganas de leerte. Y la verdad, muchas expectativas en tu relato surrealista. No me has decepcionado. Por cierto, te echaba de menos.

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  3. Pues reto más que superado, en mi humilde opinión.
    En serio, precioso el manejo de las palabras y la estructura que ha terminado consiguiendo el texto. Enhorabuena.

    Por cierto, tienes premio en mi blog :)
    ¡Un abrazo!

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  4. Ehse ¡qué bueno! Ya sabes que siempre me encanta, pero esta vez... incluso más!! Será que ya echaba de menos tus letras.
    Un saludo

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  5. Estoy anonadada. Qué ritmo, qué baile de palabras, qué texto más mágico. Se que escribes genial- ya lo he dicho en más de una ocasión-, y espero que sigas haciéndolo porque es un verdadero placer leerte.

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  6. A ti no se te puede dar la espalda.
    Maravilloso surrealismo.
    Un abrazo
    ;-)

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  7. ...traigo
    ecos
    de
    la
    tarde
    callada
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    COMPARTIENDO ILUSION
    EHSE

    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...




    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE 12 AÑOS DE ESCLAVITUD, MASTER AND COMMANDER, LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, ...

    José
    Ramón...

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  8. Has dejado volar la imaginación hacia la irracionalidad de los sueños. Un arte convertirlo en palabras.

    Besos Calados.

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  9. Surrealismo en estado puro. Sin embargo, hay una gran verdad en este texto. Uno siempre se ve atraido por esa persona extraña que desconoce y te desconoce.

    Un besote!

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